Viva la Bildutada, ¡que viva!

Empezaba a sentirne un apátrida en mi país. Mi Partido venía desde hace  mucho con el cuento de que nosotros somos diferentes, que nosotros a lo nuestro. «Son los que mandan ahora» me decía yo, ya cambiará. Pero con la repentina conversión al pragmatismo de Sortu, ya flipo, flipamos.

¿Qué es eso de que «la realidad de los pueblos catalán y vasco es diferente y los pasos que se dan en uno no se pueden trasladar miméticamente al otro; hacerlo sería un grave error«, compartdio por Sortu y por el PNV? ¿Nos podeís explicar los unos y los otros qué hay verdaderamente detrás de ello?. Eso sería transparencia, compartir con el pueblo lo que la trastienda, la cocina esconde.

Mientras tanto me quedo con la frescura de un pueblo que decide libre y democráticamente. Igeldo ha dicho que se va, que camina sóla, que abandona a Donostia, pero que bajará siempre a Anoeta, a la Concha, a hacer compras, a los festivales, a prácticamente todo. ¿Por qué demontres no se van a ir? Ya antes que ellos lo hicieron otros por la zona de Gernika, y antes por el Txorierri vizcaíno. ¿Por qué no ellos? Qu eso es una Bildutada, pues ¡que viva la Bildutada!

Me quedo también con los pocos brotes verdes que deja el juego político, el teatro de las necedades. El PNV aprueba -absteniéndose y negociando– los presupuestos forales guipuzcoanos. Es el juego político. Todos juegan, y lo hacen para ganar. ¿Qué hay detrás de todo esto? ¿Las necesidades de los ciudadanos, acaso? Podían haberse prorrogado. Detrás de todo ello están las próximas elecciones forales y municipales; y en la cumbre, el poder, el acceso a los principales sillones: el de la Diputación, y el del ayuntamiento donostiarra.

Siendo ello innegable, algunos se han quedado con otro detalle: Gure Esku dago, una plataforma que lucha por el derecho a decidir de Euskal Herria, como lo hicieron libremente los igeldotarras. Ha recibido de la Diputación 100.000 euros. 16 millones y pico de las de antes, de la mano de Bildu y del PNV. Ya está en pié de guerra al unionismo, recordando, ¡curiosamente!, a la Cataluña de la que nuestros burus abertzales reniegan ahora.

Que viva la Bildutada, ¡que viva!, y un voto de apoyo -yo no aporto dinero- a Gure Esku para que acierten en desarrollar eso que denominan Vía Vasca a la Independencia, que espero lo más plural posible, que sino no será, y que sea -sobre todo- lo más democrática posible, es decir que concite la adhesión de la mayoría de los ciudadanos de Euskal Herria, se sumen a ello -o no- los unionistas.